jueves, 26 de julio de 2012

JUEVES 26 DE JULIO DEL 201210:53MUNDO

Peruana huye de Siria para alejar a sus hijos del trauma de la guerra

La mujer ahora se encuentra en el Líbano con sus tres hijos al considerar que en Damasco “no hay condiciones para vivir”
Peruanos en el extranjero, Siria, Líbano, Violencia en Siria
Peruana dejó Siria porque considera que "no hay condiciones de vida". (Reuters)

Beirut (EFE)
. La peruana Viviana Rojas, residente en Siria desde 2001, ha huido de este país con sus tres hijos y ahora se encuentra en el “Líbano”:http://www.elcomercio.pe/buscar/Líbano/, donde espera poder enviarlos a Perú para evitar que vivan el trauma de la guerra.
“No quiero que mis hijos tengan traumas a causa de la guerra, quiero que vivan una infancia y adolescencia normal. Por eso he venido al Líbano para que desde aquí salgan con destino al Perú”, destaca Rojas en una entrevista en un hotel de Beirut.
Esta profesora de español residía con su esposo sirio y sus tres hijos de 19, 12 y 3 años, en un barrio acomodado y tranquilo de Damasco, donde el sonido de las bombas que estremecían al resto del país tardó meses en llegar.
REPLANTEARON SU FUTURO
Fue el miércoles pasado cuando el atentado en la cercana sede de la Seguridad Central que costó la vida a parte de la cúpula de defensa del régimen le hizo replantearse el futuro de su familia en Siria.
Ese día, confiesa Rojas, escuchó el ruido de lo que estaba sucediendo fuera de su domicilio sin saber de qué se trataba exactamente.
“Tenía a mis hijos encerrados entre cuatro paredes. No se puede vivir así y esa es una de las razones por las que decidí enviarlos a Perú”, afirma esta mujer, de 40 años de edad. Rojas está pendiente de que la Oficina Internacional de Migración le confirme si sus hijos podrán viajar al país sudamericano, aunque eso suponga separarse de ellos y volver a Siriajunto a su esposo.
SIRIA, SU SEGUNDA PATRIA
Pese a la violencia que asuela el país, esa mujer se aferra a sus recuerdos de Siria como aquel “paraíso de las oportunidades” que también se convirtió en su “segunda patria”, según explica. “Estaba muy contenta. Tengo trabajo y había seguridad, que por desgracia la hemos perdido”, recuerda la profesora.
Esa estrecha relación con el país árabe comenzó a fraguarse en el momento en que Rojas conoció a su esposo, de nacionalidad siria, mientras ambos cursaban estudios universitarios en Rusia.
PROFESORA DE ESPAÑOL
Tras pasar tres años en Perú, la pareja decidió asentarse en Siria, donde él se hizo cargo de tierras de cultivos de algodón y trigo en el norte, y ella trabajó en las embajadas de Venezuela y Argentina antes de entrar en el Instituto Cervantes.
El centro de estudios de español suspendió este año sus actividades dentro de las medidas tomadas por el Gobierno de España para distanciarse del régimen del presidente sirio, Bashar al Assad.
El fin de las clases impulsó entonces a la peruana a formar junto con otras tres profesoras del Cervantes una nueva escuela de español, que cerró sus puertas tras el atentado del miércoles y volverá a funcionar en breve.
“Nuestros alumnos encuentran en el centro la paz que anhelan y, en nosotras, que queremos difundir la lengua española, la fuerza que necesitan”, subraya.
NO HAY CONDICIONES DE VIDA
Las dificultades han llegado también a los residentes de Damasco, que en la última semana ha sido escenario de duros combates entre las fuerzas leales al régimen y los rebeldes.
“Ya no existen condiciones de vida por las sanciones que afectan al pueblo sirio. Hay escasez de productos de primera necesidad como el gas y la leche, y los precios han subido mucho. No se puede permanecer en un lugar así”, recalca Rojas, que niega haberse sentido insegura en la capital.
“Me sentiré más tranquila cuando mis hijos hayan viajado. Entonces tendré más fuerza para ayudar a la gente” en Siria, agrega.
El conflicto en Siria ha causado la muerte de más de 11.000 personas desde el estallido de la rebelión popular en marzo de 2011, según cifras de Naciones Unidas
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